jueves, 26 de mayo de 2011

Propuesta

La propuesta de diseño del puesto de trabajo autoportable  destinado a las ventas ambulantes para el sector del 20 de julio, facilita el transporte y la exhibición de los productos a partir de una estructura en tubo de aluminio soldado que conforma un elemento central, del cual se extienden y despliegan  lateralmente paneles también en estructura en tubo de aluminio y con  un recubrimiento en tela tensada.
Adicionalmente dicho elemento central cuenta con ruedas traseras que permiten que para el transporte del stand el usuario solo deba empujar de una manija que se encuentra a 90 cm del suelo, evitando así un excesivo desgaste físico, ya que generalmente estas personas movilizan sus puestos de venta desde sus lugares de residencia, que en la mayoría de los casos indagados se encuentra en los barrios Olaya y Restrepo.

Además, en su interior tiene estantería que permite contener la mercancía en cuestión, lo que evita que los vendedores tengan que movilizarse cargando cajas o elementos adicionales.
Debido a que estos puestos de trabajo se encuentran expuestos  a la intemperie, la estructura también contempla la extensión paneles en tela impermeable  que sirvan de techo y que cubran la mercancía de cualquier tipo de contratiempo climático.
Las medidas del stand en su forma extendida son de aproximadamente 3 metros de ancho 1 de profundidad y 2 de altura.



Una propuesta adicional, es la ubicación de una estructura modular plegable, que se puede armar con 8 personas, cada uno guarda las partes de su ensamble que le corresponden. Esta  propuesta seria ideal para artículos de bajo volumen, adicionalmente que facilitaría el transporte del puesto de exhibición  del producto 

Clasificacion de vendedores ambulantes

       En atención al grado de afectación del espacio público que representa su actividad.
·       Vendedores Informales Estacionarios. Desarrollan su actividad en kioscos, toldos, vitrinas o casetas, presentando una especialización de las actividades y productos que venden y ocupando permanentemente el mismo lugar del espacio público.
  • Vendedores Informales Semiestacionarios. Desarrollan su actividad en carretas, carretillas o cajones rodantes, tapetes, telas o plásticos en las que colocan sus mercancías, presentando una especialización de las actividades y productos que venden, como el caso de los vendedores de comida. Tienen facilidad para trasladarse de un lado a otro, dependiendo del lugar que consideren más propicio para su actividad comercial y ocupan transitoriamente el espacio público o diferentes sitios físicos del mismo.
  • Vendedores Informales Ambulantes. Desarrollan su actividad portando físicamente en sus manos o sobre sus cuerpos los productos que ofrecen en venta, no ocupan en forma permanente ni transitoria sitios físicos específicos en el espacio público, pudiendo desplazarse y movilizarse de lugar fácilmente.
    En atención al grado de periodicidad con que realizan su actividad comercial.
·       Vendedores Informales Permanentes. Realizan por regla general su actividad todos los días de la semana.
  • Vendedores Informales Periódicos. Realizan su actividad en días específicos de la semana o del mes, especialmente los fines de semana, en sitios turísticos y de espectáculos públicos. Son ejemplos de éstos quienes se ubican en el Sector del Veinte de julio, Monserrate, El Campín, Los Mercados de Las Pulgas y los Mercados Móviles.
  • Vendedores Ocasionales o de Temporada. Realizan su actividad de acuerdo con temporadas específicas del año, festividades o eventos como conmemoraciones del día del padre, la madre, las temporadas escolares y navideñas.
Dentro del Decreto 462 de 2.003, los Vendedores del 20 de julio se encuentran clasificados como Vendedores Informales Periódicos porque se ubican alrededor de la iglesia del Divino Niño y sólo los fines de semana. Sin embargo, la comunidad en general identifica a los estacionarios como ambulantes.


tomado de: ALCALDÍA DE BOGOTÁ. Observatorio de Cultura Urbana. Dinámica socio-cultural del barrio 20 de Julio durante los días domingos,1998.

La asesora espiritual

Gloria Soto ha vivido toda su vida en el barrio 20 de julio y ha trabajado en las ventas informales 20 de sus 58 años. Una buena parte de su vida se dedicó a hacer jugo de naranja en la parte trasera de la iglesia, a la venta de figuras religiosas se dedica solo hace 8 años, tiene tres hijos, la mayor tuvo su primer hijo a los 15 años, y al igual que Doña Gloria vive de las ventas informales.



“Los domingos son los días que más se vende, pues es el día que más gente viene y que mas comercio hay y eso llama la atención”, Doña Gloria es casi una consejera espiritual, muchas personas van a  su negocio preguntando qué santo le puede hacer el favorcito, trabajo, salud, dinero, amor, sin embargo y también por la iglesia es el divino niño quien se lleva el record en ventas. Doña Gloria entre semana también está al lado de la iglesia, es uno de los pocos negocios ambulantes que pueden estar hay entre semana, los fines de semana esta hay desde las 6 de la mañana, pues hay misa desde las 5 de la mañana y tiene que aprovechar el día. Aunque hay mucha competencia incluyendo la misma iglesia pues esta también tiene su venta de imágenes, Doña Gloria tiene su clientela.

Su esposo murió hace 20 años, y desde entonces Doña Gloria trabaja para su sustento.

" Cada dos años cambio de negocio”

Richard vive desde hace 8 años de las ventas ambulantes, su hijo David tiene 6 años y acompaña a su papá los días Domingos al 20 de julio en donde de 8 de la mañana a 5 o 6 de la tarde parquean su moto para ofrecer carcasas de celular en la calle 27 a quienes vienen por los favores del divino niño.


Vive con su esposa y su hijo en el barrio Restrepo, y entre semana recorre diferentes barrios en su vehículo en busca su sustento,  viene los domingos al 20 de julio por que hay mucha afluencia de gente. Se ubica su puesto de trabajo en una zona adecuada y organiza las carcasas en las rejas para mejor visibilidad. Las hay desde 3mil pesos, “yo tengo mis contactos para mandarlas traer a buen precio” dice Richard,

“Me he dedicado siempre a diferentes ventas, zapatos, ropa, accesorios traídos de diferentes partes y cada dos años cambio de negocio”,  dice Stiven cuando le preguntamos por su negocio, su mercancía viene de diferentes partes del mundo.

El medio por el que transporta su mercancía, fue diseñado por el mismo, y engallado especialmente para la venta de las carcasas, asi como hay días en que se vende muy bien, hay días muy flojos. Aunque Richard 

“La dura de la cuadra”

Gloria de 37 años,  es la dura, pues tiene 5 puestos de ventas informales en una sola calle, todos atendidos por familiares y destinados en su mayoría al público infantil, pues ofrecen desde un carrusel hasta raspados y helados. El combo es perfecto para cualquier niño, para quienes resulta casi imposible pasar por el lugar sin sentirse atraídos.
Hablar con Gloria era una tarea difícil pues simultáneamente debía atender 2 de los 5 puestos que tiene y además los canticuentos del carrusel que ellos mismos diseñaron, lo hacían más complicado.







De este diseño Gloria comenta que eligieron los caballos para darle un toque más artístico que sirviera para atraer a los niños, y que también habían pensado en hacerlo con carros pero que en definitiva no sería lo mismo.

En cuanto a sus oportunidades laborales se refiere, ella comenta que entre semana acuden a diferentes parques y plazas y que además suelen asistir a eventos recreativos. Es evidente que para este negocio familiar las posibilidades de adquirir dinero son relativamente más sencillas.

“Ahora trabajo para mi vejez”


Gladys Gordillo, una mujer de 45 años se dedica a la venta informal de accesorios para mujeres o como ella lo denomina “chucherías”, cada domingo madruga para transportar su carrito “jalándolo” en un recorrido que dura 20 minutos cuando “andan rápido” o 40 cuando “hacen roña”. El recorrido inicia en barrio Olaya, donde vive y finaliza en  la esquina donde suele ubicarse, en una más de las calles del barrio 20 de julio que están inundadas por el comercio, donde curiosamente esa mañana un carro le había ganado el puesto, lo cual indica que el espacio allí es “peleado”.




Hace un año al ser despedida de su trabajo en una comercializadora de desechables, Gladys, se vio obligada a vivir de la venta de aretes y hebillas, por lo cual resaltaba: “Este es mi sustento porque ya por lo viejita no me dan trabajo en ningún lado” además comentaba que había llegado a este trabajo por la necesidad y al no ver otra opción para sacar a sus hijas adelante, pues a pesar de que ya son mayores, en ese entonces le faltaba una.
Sin embargo ya al haber cumplido con sus 3 hijas, quienes en la actualidad ya son bachilleres  y madres,  Gladys ahora trabaja para su vejez, pues como ella misma comenta “cada uno se hecho su soga, yo ya me libre.

Entre semana el rebusque sigue, Gladys trabaja en una jornada de 8 a 7 con su carrito en el barrio Olaya y en el centro, donde también consigue las provisiones, y eso sí, deja claro que ni la lluvia es impedimento para trabajar, pues cuando esto sucede ella tapa su carrito con plásticos.

Finalizando el encuentro con Gladys, un señor se acerco al puesto pidiendo firmas que sirvieran de apoyo para llegar a la alcaldía mayor de Bogotá, ante esta situación ella comento enérgicamente: “En los 45 años que tengo no sé lo que es votar, porque por el que yo iba a votar lo mataron, entonces ya para que” y cuando el señor se alejo señalo que esa politiquería barata con sus chanchullos solo beneficiaba a los ricos a costa de los pobres, una opinión que refleja perfectamente nuestra sociedad.